O Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI) e a FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y HUMANIDADES de Cuenca (UCLM) presentan: o Congreso Internacional SOCIEDAD Y CULTURA LETRADA que terá lugar na cidade de Cuenca os días 21 e 22 de novembro de 2019. Un congreso organizado xunto á USC da man do grupo SEPA-interea e a rede RINEF-CISOC.
Vivimos en una sociedad en la que las tecnologías han convertido la lectura y la escritura en algo cotidiano. Leemos y escribimos a diario para realizar cualquier trámite burocrático; para quedar con otras personas o comunicarles lo que hemos hecho o queremos hacer; para gestionar nuestro dinero en un cajero o para reservar unas entradas; para formar parte de un club deportivo, ser socio de una biblioteca o reservar una habitación en un hotel para irnos de vacaciones. También compramos nuestra ropa o comida por internet, o buscamos cómo ir a algún lugar o una ciudad que no conocemos. Se trata de actividades que nada tienen que ver con ninguna tarea intelectual; solo son hechos prosaicos que tenemos que llevar obligatoriamente a cabo cada día para continuar con nuestras vidas. Sorprende, que en una sociedad cada vez más audiovisual, manejar las competencias lectoescritoras se haya convertido en una habilidad estratégica. Al igual que ocurrió con el libro impreso, que cambió todo lo que se conocía hasta ese momento sobre la difusión del saber y de la cultura, aumentando exponencialmente la cantidad de lectores y disminuyendo progresivamente el número de analfabetos; la aparición de internet y el uso doméstico de los ordenadores nos expone a diario frente a una ingente cantidad de información escrita y audiovisual.
Sin duda, conviene no olvidar que la historia de la lectura se encuentra vinculada a la historia de la alfabetización, de las normas y de las competencias culturales y, desde luego, a las propias estrategias editoriales que orientan y limitan las prácticas de lectura. Porque la lectura no carece de historicidad, ya que las personas no han leído siempre de la misma manera y han sido varios los modelos que han dirigido sus prácticas, sus gestos y sus costumbres. Los textos siempre se presentan a sus lectores en distintas formas (manuscritas o impresas; escritas u orales) y ello establece y modifica sus formas de leer y los usos de cómo hacerlo.
En la actualidad, las posibilidades y la facilidad de acceso a toda la información demanda no solo que se decodifiquen los mensajes, sino que se detecte también lo que hay detrás de esos textos, su ideología y su propia confiabilidad; ya que el nuevo ecosistema lector, dominado en buena medida por las pantallas, nos pone frente a textos que brindan, en ocasiones, información errónea y falsa con la intención de persuadirnos, cuando no de manipularnos.
Hoy día la lectura se supera como acción pedagógica para convertirse en un acto social, por lo que resulta necesario ampliar marcos teóricos a partir de recorridos multidisciplinares. Para ello, se han de incorporar dimensiones contextuales vinculadas al escenario socio-cultural, reconociendo a los sujetos como elementos activos de sus prácticas lectoescritoras. De manera que la lectura y la escritura ya no deben desvincularse de otras prácticas sociales.
Leer y escribir ya son prácticas cotidianas. Por ello, tal vez resulte absurda la pregunta de para qué sirve leer, sin preguntarnos si hoy seríamos capaces de hacer algo y manejarnos en el mundo sin leer. No se trata, por tanto, de obsesionarse con la sola idea de “formar lectores”, sin pensar en la lectura como una exigencia vital, un arte que nos permite vivir lo cotidiano, que nos ayuda a conocer el mundo inmerso, como está, en una cultura letrada. Facilitemos a nuestros niños y jóvenes la posibilidad de leer el mundo, dándoles unos instrumentos, que son estrategias y competencias, para entender las relaciones sociales, desde la curiosidad y el pensamiento.
Un acercamiento a la cultura letrada nos lleva a la transmisión de cualquier tipo de información mediante prácticas de lectura y escritura, en la que se fijan normas, instrucciones y códigos sociales, además del requisito de una alfabetización avanzada (literacidad), que nos permita descifrar, comprender y utilizar la información en la vida diaria, tanto en lo doméstico, como en lo laboral y en lo comunitario.
Estas son algunas de las reflexiones que nos han llevado a organizar este Congreso, donde hemos conseguido reunir a algunas de las máximas figuras internacionales en este ámbito, entre los que destacaríamos a Roger Chartier y a Michèle Petit, a los que agradecemos su presencia, sin menoscabo de las demás aportaciones, todas de gran calidad. Nuestra intención es asimilar conocimientos y conocer experiencias con la idea de que se produzca un fructífero debate entre todos los asistentes.